martes, 18 de mayo de 2010

DESMINERALIZACION OSEA




La estructura de los huesos se modifica continuamente a través de dos procesos:

- Proceso de "Formación" (formación de hueso nuevo).
- Proceso de "Resorción" (degradación de hueso viejo).

De las interacciones de estos dos procesos resulta la masa ósea, la cual alcanza su máxima densidad en la tercer década de vida. Hasta los 30 años, los huesos se forman más rápido de lo que se degradan; después de los 30 años, los huesos se degradan más rápido de lo que se forman.

En una persona sana y durante su juventud, existe un equilibrio entre la formación y la resorción, por lo cual la estructura de los huesos se mantiene. Aproximadamente a los 30 años de vida, una vez que se consigue la masa ósea máxima, ésta se mantiene durante los próximos 10 a 20 años pero, a medida que avanza la edad, se va perdiendo por ser mayor la resorción que la formación. Si bien los huesos conservan su tamaño original, el hueso compacto se vuelve más delgado y el esponjoso presenta más agujeros, con lo cual se debilitan transformándose en más finos y quebradizos.

La ingesta de calcio durante las distintas etapas de la vida es fundamental para lograr en principio la formación y luego el mantenimiento de la masa ósea. Cobra importancia en los períodos donde hay un intenso crecimiento y desarrollo como es el caso de los niños, adolescentes, embarazadas y mujeres que amamantan. Los adultos y especialmente los ancianos, para evitar el descenso de calcio, deben mantener el balance en equilibrio para limitar la pérdida de masa ósea propia del avance de la edad. Se calcula una pérdida aproximada de un 1 % de la masa ósea por año, a partir de los 30 años.

El ejercicio físico incrementa la masa ósea antes que se produzca su pico máximo y retarda la pérdida de la misma después de la menopausia. Tanto los huesos como los músculos se fortalecen con el ejercicio practicado de manera regular. La inmovilidad favorece la pérdida ósea debido a la falta de tensión sobre los huesos. Por el contrario, los huesos se fortalecen cuando los músculos ejercen tracción sobre ellos. Diversos estudios han demostrado que en general los y las deportistas poseen una mayor densidad ósea que los individuos normales sedentarios. También se ha visto que el ejercicio regular puede reducir la pérdida de tejido óseo en personas de edad avanzada.

Una alimentación inadecuada, carente en el consumo de calcio, hábitos sedentarios, consumo excesivo de café, alcohol y cigarrillos, la insuficiencia de estrógenos y los antecedentes familiares, llevan a que muchas mujeres post menopáusicas padezcan una enfermedad esquelética caracterizada por baja masa ósea y deterioro de la microestructura del tejido óseo, que provoca un incremento en la fragilidad de los huesos y la susceptibilidad a las fracturas; dicha enfermedad se denomina osteoporosis.

La osteoporosis evoluciona en forma silenciosa y muchas veces se manifiesta clínicamente con una fractura de antebrazo, columna o cadera. Los huesos más proclives de sufrir desmineralización ósea y por consiguiente fracturas son el antebrazo, la columna y la cadera, ya que en estas regiones es donde se produce la mayor remodelación ósea.

Una ingestión adecuada de calcio, hormonas femeninas y el estrés mecánico del ejercicio físico sobre el esqueleto son factores importantes en la prevención de esta afección; combinándolos se puede prevenir y quizá hacer regresar la pérdida de calcio óseo. El ejercicio físico produce un estrés mecánico sobre el esqueleto que permite el mantenimiento de la parte mineral de los huesos. Es necesario realizar ejercicio físico por lo menos 30 minutos cada día, ya que con la sola ingestión diaria de calcio con la comida no basta. La interacción esencial de la mineralización del esqueleto se consigue con el ejercicio.

A partir de la menopausia se produce, durante los primeros 5 a 10 años, una pérdida acelerada del hueso del orden del 2 al 3 % por año. Luego esta pérdida se hace más lenta a razón del 0,25 a 1 %. Luego de los setenta años de edad, la osteoporosis puede aparecer en ambos sexos, debido a la pérdida de masa ósea propia de la edad, que se debe al deterioro del colágeno de la matriz ósea, trastornos en la regulación del metabolismo óseo, entre otros factores.

Pero la osteoporosis no es una enfermedad exclusiva de mujeres post menopáusicas, en las mujeres deportistas existe una relación razonablemente fuerte entre una alimentación desordenada, amenorrea secundaria (ausencia del período menstrual por disminución de los niveles de estrógenos) y trastornos minerales óseos. A esto se lo denomina la tríada de la mujer deportista. Esta tríada comienza con una alimentación desordenada, carente de calorías y grasas, que provoca una disminución del peso corporal y por ende del tejido adiposo subcutáneo. Esta situación, sostenida en el tiempo, provoca una alteración en la función menstrual, que concluye en un estado de amenorrea secundaria; esto se debe a que el tejido adiposo tiene la capacidad de sintetizar estrógenos. Después de un período de tiempo, la disminución de los estrógenos, que se manifiesta como amenorrea secundaria, conduce a trastornos minerales óseos, que llevan a una mayor frecuencia de fracturas por estrés; esto se debe a que los estrógenos participan en forma directa en el remodelado óseo y disminuyen la resorción ósea. Estos hechos se han observado en bailarinas, maratonistas, corredoras de pista y gimnastas.

Es importante remarcar que esta situación no se puede revertir del todo al recuperar la función menstrual normal, es por ello que es prioritaria la intervención médica para el control de la alimentación en mujeres deportistas.

La medición de la densidad mineral ósea permite identificar pacientes de riesgo antes que se produzca una fractura. Para ello, en la actualidad, existen métodos no invasivos, permitiendo diferenciar distintos grados de desmineralización.

La determinación de la densidad mineral ósea, a través de la densitometría ósea por absorción atómica, permite determinar el riesgo de fracturas. Es un estudio muy sensible, pues puede determinar pérdidas de hasta un 6% de la densidad. En cambio, una radiografía determina pérdidas a partir de un 30%, por lo cual no permite hacer un diagnóstico oportuno de osteoporosis.

jueves, 13 de mayo de 2010

VACUNAS

La vacunación consiste en la administración de un microorganismo, una parte de él, o un producto derivado del mismo (antígenos inmunizantes), con el objeto de producir una respuesta inmunológica similar a la de la infección natural, pero sin peligro para el vacunado.

Se basa en la respuesta del sistema inmunitario a cualquier elemento extraño (antígeno) y en la memoria inmunológica.

Las vacunas en general, pueden ser administradas en forma simultánea, ya que no producen efectos distintos a los que se presentan si son aplicadas en forma separada.

En algunos casos, la respuesta inmunitaria se ve potenciada en la aplicación simultánea de vacunas.

Existen algunas contraindicaciones específicas, como por ejemplo las vacunas contra el cólera y la fiebre amarilla, entre ellas y con la Sabin; que no deben ser aplicadas en forma conjunta.

La tendencia actual y los esfuerzos de los investigadores apuntan a la vacuna ideal, que contenga la mayor cantidad de inmunizantes posibles, en una sola aplicación.

Inmunidad e Inmunización




Tipos de vacunas:
A microorganismos vivos atenuados
Son preparaciones inmunógenas de virus o bacterias vivos, que alterados de tal manera que no resultan agresivos como para provocar la enfermedad pero sí una respuesta inmune importante. Ejemplos de ellas son las vacunas contra la polio (oral), fiebre amarilla, sarampión, rubeola, parotiditis y tuberculosis (BCG).

a) Bacterianas:

Antituberculosa (BCG).
Anticolérica oral.
Antitifoidea oral (cepa Ty21a).

b) Virales:
Antisarampionosa.
Antirrubeólica.
Antiparotidítica.
Triple viral (suma de las anteriores).
Antivaricelosa.
PVO (antipolio Sabin oral).
Antiamarílica.


A microorganismos enteros inactivados

Suspensiones de bacterias o virus muertos mediante la acción de desinfectantes como el fenol o formaldehído. Como obviamente estos microorganismos muertos no se reproducen, se necesitan varias dosis (generalmente de alta concentración) en diferentes períodos de tiempo, para inducir la inmunidad.
Ejemplos de vacunas muertas son la antipolio inyectable, rabia, gripe y la tos convulsa.

a) Bacterianas:

Anticoqueluchosa a célula entera.
Anticolérica inyectable.
Antitifoidea inyectable.

b) Virales:
PVO (antipolio inyectable tipo Salk).
Antigripal a virus completo.
Antihepatitis A.
Antirrábica.


Polisacáridas

a) Bacterianas:
Antineumocóccica.
Antimeningocóccica.
Antitifoidea (antígeno Vi).


Proteínicas purificadas

Preparaciones obtenidas a partir de toxinas inactivadas de bacterias productoras.
Las vacunas a toxoides más conocidas son las que previenen la difteria y el tétanos.
La vacunación con estos inmunizantes a gran escala no comenzó hasta que Ramon halló en 1924 una forma segura y reproducible de inactivación de las toxinas y los microorganismos patógenos, mediante su tratamiento con formaldehido; y después de conseguir su atenuación mediante pasos sucesivos en medios de cultivo in vitro.

a) Bacterianas:

Antidiftérica (toxoides).
Antitetánica (toxoides).
Anticoqueluchosa acelular.

b) Virales:
Antihepatitis B.
Antigripal (sub-virión, virus fraccionado).


Conjugadas (Proteínas + Polisacáridos)

A diferencia de las vacunas polisacáridas o capsulares, las conjugadas incluyen una proteína transportadora. La unión entre polisacárido y proteína transforma la respuesta inmune activando las células T, para que los linfocitos B ataquen a la bacteria. Este mecanismo de acción es idóneo para proteger a los organismos cuyo sistema inmunológico no ha madurado totalmente, como el caso de los neonatos, o para los inmunocomprometidos.

a) Bacterianas:

Antihaemophilus.
Antineumocóccica.


Recombinantes (Ingeniería Genética)

En los últimos años la tecnología del ADN recombinante, ha permitido una nueva generación de vacunas. Éstas están comenzando a desarrollarse a partir de la ingeniería genética y su primer exponente fue la vacuna antihepatitis B. El descubrimiento y decodificación de los genomas de bacterias y virus, ha abierto una enorme esperanza y un formidable capítulo.
Se podrán eliminar los genes virulentos de un agente infeccioso pero manteniendo la habilidad de estimular una respuesta inmune. En este caso, el organismo modificado genéticamente, puede usarse como una vacuna viva.
También, para aquellos agentes infecciosos que no se puedan cultivar, se pueden aislar, clonar y expresar sus genes en un huésped alternativo como Escherichia coli, Saccharomyces cerevisiae u otras células: así se conforman las vacunas de subunidades (utilizan solamente fragmentos antigénicos adecuados para estimular una respuesta inmunitaria potente). Así, los genes de estas subunidades pueden ser ingresados en el genoma de una bacteria o levadura mediante técnicas de ingeniería genética; luego la bacteria o levadura produce estas subunidades en cantidad y se purifican para utilizarlas como vacunas.

b) Virales:

Antihepatitis B.

Ver Investigaciones por nuevas vacunas en desarrollo

Esquemas de Vacunación
Vacunación de Niños
Vacunación de Adultos
Vacunación de Viajeros












Lista en orden alfabética de vacunas:
Vacuna Antiamarílica
Vacuna Anticolérica
Vacuna Anticoqueluchosa
Vacuna Antidiftérica
Vacuna Antigripal
Vacuna Antihaemophilus
Vacuna Antihepatitis A
Vacuna Antihepatitis B
Vacuna Antimeningocóccica
Vacuna Antineumocóccica
Vacuna Antiparotiditis Vacunas Antipoliomilíticas
Vacuna Antirrábica
Vacuna Antirrubeólica
Vacuna Antisarampionosa
Vacuna Antitetánica
Vacuna Antitifoidea
Vacuna Antituberculosa
Vacuna Antivaricelosa
Vacuna Doble
Vacuna Doble Bacteriana
Vacuna Triple Viral